
Que vivan los valientes, los que frente a cualquier adversidad se crecen, los que siguen adelante pese a todo. Que vivan los que son leales no sólo a las personas, sino también a sus propios principios, los que entienden que no tienen la última palabra y saben confiar. Que vivan los que dan lecciones sin pretenderlo, los que no tienen la certeza de qué pasará, pero ponen todo de su parte. Que vivan los que te miran y te convencen, los que te hablan y te hacen pensar, los que te abrazan y te hacen temblar. Que vivan los que responden rápido, los que no necesitan pensar mucho para decir lo que les pasa por la cabeza, porque lo tienen claro. Que vivan las personas sencillas, las que llevan la naturalidad por bandera, las que conquistan con sus buenos modales, las que siempre tienen un “gracias” en la boca, listo para decirle a quien tienen enfrente. Que vivan los que aprenden a compartir lo que llevan dentro, los que tienen la suficiente humildad como para reconocer que se han equivocado ...